domingo

La clave es el EQUILIBRIO

Forjamos nuestro propio camino.
En estos tiempos no podemos mirar por la ventana con cara de pocos amigos, dar un portazo o simplemente querer estar sólo sin que por ello los familiares corran a "socorrernos" con psicoterapia casera. Es tonto esperar que todo el mundo este continuamente de buen humor.

 En otras palabras, es necesario, reconocer que el descontento, la desesperanza hasta el fracaso son normales; y que cualquier disputa, ya sea entre padres e hijos, u hombres y mujeres son inevitables; que nadie está destinado por Dios, el hado o la bioquímica a sentirse siempre contento. En verdad, es precisamente signo de cordura la capacidad de entristecerse cuando la realidad lo pide, sin disculpas ni justificaciones y derramar alguna que otra lágrima, a veces sin motivo aparente. La confianza en que nuestra tristeza, desaliento o desazón pasará, que algunas cosas sólo requieren tiempo, que no todo necesita ser explicado, puede surtir más efecto que los espontáneos ofrecimientos de salvarnos.
Recuerden que la clave es el equilibrio. La felicidad y la infelicidad van siempre de la mano, no hay uno sin lo otro. 
Se imaginan un mundo de felicidad todo el tiempo, muchos dirán que eso sería lo ideal pero si lo pensamos detenidamente caeremos en cuenta  que sería más bien aburrido, o lo que sería peor terminaríamos cayendo en el desaliento. Al no tener necesidad de "buscarlo", de vencer obstáculos, de luchar por conseguir la felicidad porque la daremos por sentado, nadie la apreciaría y no necesitaríamos tener "sueños". 
Igual ocurriría si, por el contrario, todo fueran sólo desdichas y fracasos.
No es fácil ser un vencedor, pero siempre merece la pena esforzarse por lograrlo.

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